John
Dewey: "La amenaza más seria para nuestra
democracia no es la existencia de los Estados totalitarios extranjeros. Es la
existencia en nuestras propias actitudes personales y en nuestras propias
instituciones, de aquellos mismos factores que en esos países han otorgado la
victoria a la autoridad exterior y
estructurado la disciplina, la uniformidad y la confianza del líder. Por lo
tanto, el campo de batalla esta también aquí, en nosotros mismos y en nuestras
instituciones"
El análisis del aspecto humano de la libertad y de las
fuerzas autoritarias obliga a considerar un problema general: el que se refiere
a la función que cumplen los factores psicológicos como fuerzas activas en el
proceso social; lo que conduce al problema de la interacción que los factores
psicológicos, económicos e ideológicos ejercen en aquel proceso.
Diferencias
entre el punto de vista del libro y los conceptos freudianos clásicos al
respecto:
Freud
aceptaba la creencia tradicional en una dicotomía básica entre hombre y
sociedad, así como la antigua doctrina de la maldad de la naturaleza humana. El
hombre, según Freud, es un ser fundamentalmente antisocial. La sociedad debe
domesticarlo, concederle unas cuantas satisfacciones directas de aquellos
impulsos que, por ser biológicos, no pueden extirparse; pero en general la
sociedad debe purificar y moderar hábilmente los impulsos básicos del hombre.
Como consecuencia de esta represión, los impulsos se transforman en tendencias
que posee en valor cultural y que llegan a constituir la base humana de la
cultura (SUBLIMACION).
La
relación del individuo con la sociedad en la teoría de Freud es en esencia de
carácter estático: el individuo permanece virtualmente el mismo, y tan solo
sufre cambios en la medida en que la sociedad ejerce una mayor presión sobre
sus impulsos naturales (obligándolo así a una mayor sublimación) o bien le
concede mayor satisfacción (sacrificando de este modo la cultura).
Contrariamente al punto de vista de Freud, el análisis
que se ofrece en este libro se funda sobre el supuesto de que el problema central
de la Psicología es el que se refiere al tipo especifico de conexión del
individuo con el mundo, y no con el de la satisfacción o frustración de una u
otra necesidad instintiva per se,
además de que no se ve la relación entre individuo y sociedad como de carácter
estático.
Las inclinaciones de los hombres no forman parte de una naturaleza
humana fija y biológicamente dada, sino que resultan del proceso social que
crea al hombre.
(La tarea propia de la Psicología social es la de
comprender este proceso en el que se lleva a cabo la creación del hombre en la
historia. Pero no solamente el hombre es producto de la historia, sino que
también la historia es producto del hombre. La solución de esta contradicción
aparente constituye el campo de la Psicología social.)
Pero igual que no comparte el punto de vista freudiano,
también se rechazan aquellas teorías que desprecian el papel del factor humano
como uno de los elementos dinámicos del proceso social (ej. Durkheim). El
supuesto común de estas doctrinas es que la naturaleza humana no posee un
dinamismo propio, y que los cambios psicológicos deben ser entendidos en
términos de nuevos hábitos, como adaptaciones a nuevas formas culturales.
Aun cuando no exista una naturaleza humana prefijada, no
podemos considerar dicha naturaleza como infinitamente maleable y capaz de
adaptarse a toda clase de condiciones sin desarrollar un dinamismo psicológico
propio. La naturaleza humana, aun cuando es producto de la evolución histórica,
posee ciertos mecanismos y leyes inherentes, cuyo descubrimiento constituye la
tarea de la Psicología.
Adaptación estática y dinámica:
la
estática es una forma de adaptación a las normas que deje inalterada toda la
estructura del carácter e implique simplemente la adopción de un nuevo habito.
Por
adaptación dinámica entendemos aquella especie de adaptación que ocurre, por
ejemplo, cuando un niño sometiéndose a las ordenes de un padre severo, se
transforma en un "buen chico" (porque lo teme tanto que no puede
actuar de otra forma).
John Dewey: "The most serious threat for our democracy is not the existence of the foreign totalitarian States. It is the existence in our own personal attitudes and in our own institutions, of the same factors that in these countries have granted the victory to the authority exterior and structured the discipline, the uniformity and the confidence of the leader. Therefore, the field of this battle also here, in ourselves and in our institutions"
The analysis of the human aspect of the freedom and of the authoritarian forces has to consider a general problem: the one that refers to the function that the psychological factors as active forces fulfill in the social process; what he leads to the problem of the interaction that the psychological, economic and ideological factors exercise in that process.
Differences between the point of view of the book and the classic Freudian concepts on this matter:
Freud was accepting the traditional belief in a basic dichotomy between man and society, as well as the ancient doctrine of the nastiness of the human nature. The man, according to Freud, is a fundamentally antisocial being. The society must domesticate it, grant to him a few direct satisfactions of those impulses that, for being biological, cannot be extirpated; but in general the society must purify and moderate skillfully the basic impulses of the man.
As a result of this repression, the impulses transform in tendencies that it possesses in cultural value and that go so far as to constitute the human base of the culture (SUBLIMATION).
The relation of the individual with the society in the Freud theory is essentially of static character: the individual remains virtually the same one, and only he suffers changes as the society exercises a major pressure on its natural impulses (forcing it this way to a major sublimation) or it grants major satisfaction to him (sacrificing this way the culture).
Contrary to the Freud point of view, the analysis that is offered in this book is founded on the assumption of which the central problem of the Psychology is the one that refers to the specific type of connection of the individual with the world, and not with that of the satisfaction or frustration of one or another instinctive need per, in addition to which individual and society does not see the relation between as of static character.
The inclinations of the men are not part of a fixed human nature and biologically given, but they result from the social process that creates the man.
(The proper task of the Social psychology is that of comprehension this process in which the creation of the man is carried out in the history. But not only the man is a product of the history, but also the history is a product of the man. The solution of this apparent contradiction constitutes the field of the Social psychology)
But just as he does not share the Freudian point of view, also there are pushed back those theories that despise the role of the human factor as one of the dynamic elements of the social process (ej. Durkheim). The common assumption of these doctrines is that the human nature does not possess a proper dynamism, and that the psychological changes must be understood in terms of new habits, like adaptations to new cultural forms.
Even if a prearranged human nature should not exist, we cannot consider the above mentioned nature as infinitely malleably and capably of adapting itself to all kinds of conditions without developing a proper psychological dynamism. The human nature, even if it is a product of the historical evolution, possesses certain mechanisms and inherent laws, which discovery constitutes the task of the Psychology.
Static and dynamic adaptation: the statics are a form of adaptation to the norms that makes the whole structure of the character unaltered and implies simply the adoption of a new habit.
For dynamic adaptation we understand that species of adaptation that happens, for example, when a child surrendering to the orders of a severe father, transforms in a "good boy" (because he is afraid of it so much that cannot act of another form)..
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