Teorías italianas desde Alberti a Lodoli.
Las teorías arquitectónicas desde el primer Renacimiento al último Barroco nos cuentan la misma historia de los edificios, es decir, teoría y práctica van a la par. A mediados del siglo XVIII surgió una nueva teoría que, frente a la defensa de los modelos estéticos contemporáneos defendidos por el resto de los teóricos, propugnaba una carácter arquitectónico puramente funcionalista (aunque sobre esto hablaremos más adelante): la arquitectura debía estar conforme con los materiales y con la exigencias prácticas.
Algunos nombres propios en la teoría de las arquitectura de la época son, por ejemplo, Filarete y Colonna. Antonio Averlino Filarete, en su libro Trattato d'architectura expresa la esencia del Renacimiento: la importancia de as proporciones y la relación entre el todo y las partes, además de la relación entre le cuerpo humano y la obra arquitectónica derivada del antropocentrismo reinante en la época más que por influencia vitruviana. En las obras de Filarete podemos apreciar un destacado énfasis en el centro y una simetría estricta.
En cuanto al dominico Francesco Colonna, decir que también recoge en su obra Hypnerotomachia Poliphilli (que es una novela fantástica y no un tratado de arquitectura) los principios compositivos renacentistas: la integración armoniosa de los elementos de la estructura, así como la armonía de la estructura con el universo (lo cual ya ha sido analizado en el capítulo anterior como una contradicción del sistema), la proporcionalidad y la simetría.
Precisamente por el libro de Colonna sabemos que el Renacimiento
incorporaba ya los conceptos de diferenciación y concatenación tanto de las partes como de éstas con el todo. Sin embargo, los principios fundamentales del nuevo sistema se hallan en los Diez libros sobre arquitectura de Leon Battista Alberti, en los que propugna la proporcionalidad y el orden, con lo que se consigue el acuerdo de las partes con el todo, pues el todo es lo principal. También establece, bajo influencia vitruviana, una relación entre la estructura y la corporeidad humana. Por supuesto, las partes del todo se regirán por la regla suprema del principio de jerarquía de tal modo que las partes dominantes formen una unión perfecta con las subordinadas, por lo que la composición ocupa así el lugar principal dejando la decoración en segundo plano.
Esta concepción jerárquica también se refleja en la producción de Sebastiano Serlio, tanto en sus diseños como en sus textos. Un ejemplo que claramente se refleja en su obra de intento de jerarquización y concatenación lo constituyen las bandas almohadilladas alrededor de las columnas que se presentan en sus "Puertas". Con ellas enlaza las columnas al muro a la vez que expresa esa fuerza vital anteriormente mencionada al emplear la piedra como material flexible. Vicenzo Scamozzi parte de la base vitruviana pero añadiendo a la definición de ordenatio el concepto de gradación, es decir, de partes dominantes y subordinadas.
Para Guarino Guarini, el ideal compositivo se basa en una bella ordenación más que en el empleo de materiales bellos. Además, la puerta de entrada debía estar en el centro y las ventanas dispuestas a distancias iguales; asimismo, debían figurar tantas habitaciones a la derecha como a la izquierda. Sin embargo en su texto no suele aparecer los conceptos de integración y gradación dado que, como se puede comprobar en sus obras, no significaban demasiado para él, pues la arquitectura debía agradar a los sentidos y no estar dominada por la razón.
Como ya se ha mencionado, algunas publicaciones italianas del siglo XVIII difieren radicalmente de los tratados mencionados hasta ahora propugnando una preeminencia de la función sobre a forma.
El primer seguidor de esta nueva propuesta funcionalista fue el franciscano veneciano Carlo Lodoli quien se oponía a los arquitectos barrocos por considerar que habían convertido la arquitectura en un "arte plástico". Según Lodoli, no debe admitirse ningún ornamento inútil tanto en el exterior como en el interior; además, la arquitectura sólo podrá superar los logros anteriores cuando se adecue a su finalidad y a los materiales.
Frente a la opinión de Lodoli, destacar las posturas de Algarotti y Memmo. Algarotti justifica el uso de la piedra como material de ornamentación porque permite al arquitecto dotar a su obra de una mayor perfección artística, puesto que la estructura no puede se bella en sí misma, sino que ha de ser embellecida por los ornamentos. Memmo considera a Lodoli como un monje auténticamente revolucionario enemigo de la autoridad, sobre todo de Vitruvio, y que despreciaba a los antiguos y a los grandes maestros de los tiempos modernos como Miguel Ángel y Palladio. Probablemente, la importancia de Lodoli no radique exclusivamente en el campo de lo arquitectónico, sino más bien en el campo de la razón humana al poner en entredicho la validez de los principios tradicionales.
Según Lodoli, todo el problema estaba en eliminar la forma; aunque el auténtico problema era encontrar una nueva forma capaz de expresar la nueva mentalidad, y la función desempeñaría su papel cuando ya se hubiese hallado la nueva forma, pues sin nueva forma no hay evolución de la arquitectura.
Ciertamente el pensamiento racionalista ejerció cierta influencia en la arquitectura, pues a partir del 1900 se redujo bastante la decoración y se prestó mayor atención a la naturaleza de los materiales. Existen también otra serie de publicaciones que atacan al Barroco, como son el Trattato sopra gli errori degli architetti, de Teofilo Gallaccini, as Osservazioni de Antonio Visentini, y el Discorso della ragione dell'architettura de Giambattista Paseri. El primero de ellos concebía al Barroco como una violación del orden jerárquico y una amenaza de desintegración; y el segundo lo ve como un crimen a la razón.
Milizia, junto con Algarotti, constituye una buena fuente de información sobre los cambios en el pensamiento arquitectónico durante el siglo XVIII. Ciertamente tiene una personalidad un tanto particular, puesto que mientras en unos momentos parece como defensor del Barroco, en otros parece un anticlásico. Según él, su intención es proteger la arquitectura y de ahí deriva su crítica hacia diferentes aspectos, como la decoración excesiva.
Para Milizia, el orden es la concatenación de las partes, la unidad, que se logra cuando las partes están relacionadas con el todo y subordinadas a él; pero la unidad no excluye la variedad, y de ahí que critique la Basílica de San Pedro en el Vaticano puesto que no hay unidad sino una excesiva división en partes. Además, en todas las épocas se ha de aplicar el principio de economía, es decir, que una de las partes ha de prevalecer sobe las demás. Milizia rechazaba la tradición, pues "el legado de la Antigüedad estaba exhausto", y por tanto no tiene sentido copiar el arte clásico.
Evaluó también el Gótico, y aunque disconforme con la agitación de los contrafuertes y los pináculos, apreció la resolución de las bóvedas. De entre las tendencias de su tiempo, veía el futuro de la arquitectura en una nueva actitud hacia la naturaleza, en la expresividad y en la grandiosidad: la arquitectura cobra así un carácter simbólico y majestuoso por los grandes volúmenes, las grandes masas en las que reside la belleza arquitectónica. Sin embargo, en ello apreciamos la escasa definición del pensamiento de Milizia, pues si en un momento propugnó la arquitectura austera, ahora afirma que no es buena la ausencia total de ornamentos, puesto que entonces el ideal de belleza sería el muro desnudo.
Las obras de este autor se tradujeron a diferentes idiomas europeos, prueba del cambio de mentalidad que conlleva el cambio de sistema. Quizá uno de los aspectos más sorprendentes del autor son las críticas realizadas a varios de las más bellas obras de arte de la historia, como son la Piedad y el Moisés de Miguel Ángel, e incluso de la Sacristía de San Pedro, de la que llegó a decir que la Cloaca Máxima tiene mejor estructura.
Italian theories from Alberti to Lodoli.
The architectural theories from the first Renaissance to the last Baroque tell us the same history of the buildings, that is to say, theory and practice go at the same time. In the middle of the XVIIIth century there arose a new theory that, opposite to the defense of the esthetic models contemporaries defended by the rest of the theoretical ones, was supporting an architectural character purely funcionalista (although on this we will speak further on): the architecture had to be in accordance with the materials and with the practical requirements.
Some proper names in the theory of the architecture of the epoch are, for example, Filarete and Colonna. Antonio Averlino Filarete, in its book Trattato d'architectura expresses the extract of the Renaissance: the importance of expert proportions and the relation between everything and you divide them, in addition to the relation between him human body and the architectural work derived from the reigning anthropocentrism in the epoch more than for influence vitruviana.
In the works of Filarete we can appreciate an out-standing emphasis on the center and a strict symmetry. As for the Dominican Francesco Colonna, to say that also he gathers in its work Hypnerotomachia Poliphilli (that is a fantastic novel and not an architecture agreement) the beginning compositivos Renaissance: the harmonious integration of the elements of the structure, as well as the harmony of the structure with the universe (which has been already analyzed in the previous chapter like a contradiction of the system), the proportionality and the symmetry.
Precisely for the Colonna book we know that the Renaissance was already incorporating the concepts of differentiation and linking so much of the parts as of these with everything. Nevertheless, the fundamental beginning of the new system is in Ten books on architecture of Leon Battista Alberti, in which it supports the proportionality and the order, with what the agreement of the parts is obtained with quite, so everything is the main thing. Also it establishes, under influence vitruviana, a relation between the structure and the human corporeity.
Of course, the parts completely will be ruled by the supreme rule of the beginning of hierarchy in such a way that the domineering parts form a perfect union with the subordinates, therefore the composition occupies this way the main place leaving the decoration in the background.
This hierarchic conception also is reflected in the production of Sebastiano Serlio, both in its designs and in its texts. An example that clearly is reflected in its work of attempt of hierarchical structuring and linking the padded bands constitute about the columns that appear in its "Doors". With them it connects the columns to the wall simultaneously that expresses this vital force previously mentioned on having used the stone as flexible material. Vicenzo Scamozzi departs from the base vitruviana but adding to the definition of ordenatio the concept of gradation, that is to say, of domineering and subordinated parts.
For Guarino Guarini, the ideal compositivo is based on a beautiful arrangement more than in the employment of beautiful materials.
Also, the entry door had to be in the center and the windows arranged at equal distances; also, they had to represent so many rooms to the right as to the left. Nevertheless in its text it usually does not appear the concepts of integration and gradation since, as it is possible to verify in its works, they were not meaning too much for him, since the architecture had to please to the senses and not be dominated for the reason.
Since it has already been mentioned, some Italian publications of the XVIIIth century differ radically from the agreements mentioned till now supporting a preeminence of the function on to form.
The first follower of this new proposal funcionalista was the Venetian Franciscan Carlo Lodoli who was opposed to the baroque architects for thinking that they had turned the architecture into a "plastic art". According to Lodoli, no useless ornament must be admitted so much into the exterior as inside; also, the architecture will be able only to overcome the previous achievements when it is adapted to its purpose and to the materials.
Opposite to the opinion of Lodoli, to emphasize the positions of Algarotti and Memmo. Algarotti justifies the use of the stone as material of embellishment because it allows to the architect to provide to its work of a major artistic perfection, since the structure cannot beautiful in itself, but she has to be embellished by the ornaments.
Memmo considers Lodoli to be a hostile authentically revolutionary monk of the authority, especially of Vitruvio, and who was despising the ancient ones and the big teachers of the modern times like Miguel Ángel y Palladio. Probably, the Lodoli importance does not take root exclusively in the field of the architectural thing, but rather in the field of the human reason on having raised doubts about the validity of the traditional beginning.
According to Lodoli, the whole problem was consisting in eliminating the form; although the authentic problem was to find a new form capable of expressing the new mentality, and the function would redeem its role when the new form had already been, since without new form there is no evolution of the architecture.
Certainly the rationalist thought exercised certain influence in the architecture, since from 1900 the decoration reduced enough and major attention was paid to the nature of the materials.
There exists also another series of publications that they attack to the Baroque, as there are the Trattato sopra gli errori degli architetti, of Teofilo Gallaccini, expert Osservazioni de Antonio Visentini, and the Discorso della ragione dell'architettura of Giambattista Paseri. The first one of them was conceiving to the Baroque like a violation of the hierarchic order and a threat of disintegration; and the second one sees it like a crime to the reason.
Milizia, together with Algarotti, constitutes a good information source on the changes in the architectural thought during the XVIIIth century. Certainly it has a somewhat particular personality, since while in a few moments it seems how defender of the Baroque, in others looks like an antioutstanding figure. According to him, its intention is to protect the architecture and hence it derives its criticism towards different aspects, like the excessive decoration.
For Milizia, the order is the linking of the parts, the unit, which is achieved when the parts are related with everything and subordinated to him; but the unit does not exclude the variety, and hence I criticized the Basilica of Saint Peter in the put Vatican that there is no unit but an excessive division in parts. Also, in all the epochs the beginning of economy has to be applied, that is to say, that one of the parts has to prevail sleep the others. Milizia was pushing the tradition back, since "the legacy of the Antiquity was exhausted", and therefore it does not make sense to copy the classic art.
He evaluated also the Gothic, and although differing with the agitation of the buttresses and the pinnacles, it appreciated the resolution of the vaults. Of between the tendencies of its time, it saw the future of the architecture in a new attitude towards the nature, in the expressiveness and in the grandeur: the architecture receives this way a symbolic and majestic character for the big volumes, the big masses in which the architectural beauty resides. Nevertheless, in it we appreciate the scarce definition of the thought of Milizia, so if in a moment it supported the austere architecture, now he affirms that the entire ornaments absence is not good, since then the beauty ideal it would be the naked wall.
The works of this author translated different European languages for themselves, it tries the change of mentality that bears the system change. Perhaps one of the most surprising aspects of the author it is the criticism realized of several of the most beautiful works of art of the history, as there are the Piety and the Cradle of Miguel Ángel, and even of the Vestry of Saint Peter, of which he went so far as to say that the Maximum Sewer has better structure.