En primer lugar, es
preciso reflexionar sobre la exigencia moral de la práctica educativa con la
pretensión de resaltar que se trata de una tarea intrínsecamente moral en donde
necesariamente intervienen nuestros juicios y valoraciones.
La educación es un
proceso, siempre inacabado, de adaptación crítica en el que se transmiten
preferencias o actitudes, unos valores , y más aún, o con un tratamiento
específico. Si este proceso va destinado
a las personas que han sobrepasado la etapa de escolaridad inicial, al fin de
que tengan oportunidades de seguir adquiriendo y perfeccionando sus aptitudes,
conocimientos técnicos y profesionales y actitudes, así como de participar
activamente en la sociedad y de analizarla críticamente, según sus necesidades
y con criterio propio, urge educar en valores, en unos valores apreciados
La Ética nos va a
ayudar, aunque de modo indirecto, a obrar
racionalmente en el conjunto de la vida entera, siempre que por razón
entendamos esa capacidad de comprensión humana que arranca de nuestra
inteligencia y que nos conduce a lograr las metas que perseguimos.y
compartidos por todos y que posibiliten la convivencia en una sociedad
democrática..
Después de el análisis
anterior, nos podemos preguntar entonces, ¿cómo educar moralmente? ¿Cómo
fundamentar una educación de la moral que reconozca a los niños y niñas como
sujetos de derechos y no carentes de necesidades?
Para Cortina, la
expresión «moral» significa ante todo, la capacidad de enfrentar la vida frente
a la «desmoralización»; es decir, adquirir un alto grado de moral. Esto
fundamenta la posibilidad de Altura Humana, la cual no viene dada del exterior
sino de su subjetividad; esto se traduce en un desarrollo adecuado del auto
concepto y la autoestima. Auto concepto como la capacidad de auto-poseernos y
construir nuestro propio proyecto de vida.
- La realización humana
como logro de felicidad, la cual se consigue con un alto grado de autoestima y
auto posicionamiento de sí, esto permite al sujeto configurar su proyecto
personal.
- La posibilidad de entrar
en diálogo con otros como opción de crecer juntos a través del reconocimiento y
la afirmación.
- Poseer unos universales
mínimos que den cuenta de la realidad en que vivimos, sopesarlos, y ponerlos en
relación desde los mismos sujetos implicados que construyen su propia realidad.
Estos principios se
encuentran en concordancia con los factores actitudinales valorativos propuestos por Ausubel y desarrolladas por De Zubiría (1995) para interpretar la complejidad de relaciones que
se entrecruzan en el ámbito educativo investigado. De Zubiría sugiere analizar una
educación de lo ético a partir de un modelo que parta de reconocer tres grandes
factores: un factor yoico, un factor asociativo y un factor cognoscitivo.
El factor yoico tiene que ver con la
competitividad, el autoconcepto, la necesidad de lograr metas altas, status y realización;
la manera de identificarlos se da desde el autoconcepto, el liderazgo y la necesidad de logros; es decir, con
Altura Humana desde los planteamientos de Cortina (1995). De Zubiría parte de dos
apreciaciones: La primera hace referencia a la necesidad de amor que requiere
el ser humano, la segunda cuando retoma a Beer (1978) quien dice «lo que un niño sabe y piensa sobre si
afectará sus interacciones con los demás personas».
El factor asociativo,
hace alusión a características y valores particulares como la solidaridad, la
interacción social, la empatía, el servicio y ayuda a los demás; la manera como
se manifiesta tiene que ver con la relación que se tiene con los compañeros,
con los adultos; es la capacidad para ser solidarios y para interactuar.
Significa que se parte de reconocer que el ser humano requiere de los otros.
El factor cognoscitivo
trabaja el significado de conocer, comprender e indagar fenómenos naturales,
sociales y tecnológicos; sus formas de expresión son el interés por el
conocimiento, las participaciones en clases, la persistencia por lo que se hace,y las elaboraciones. Para
Schukina, citado por De Zubiría (1995) este interés
cognitivo es un potentísimo estimulo para que el niño y la niña se conviertan
de objeto de la educación en sujetos de la misma, motivados por su propia
Educación.
Educar en valores es
algo que los profesionales de la enseñanza han hecho siempre, siguen haciendo y
nunca podrán dejar de hacer. Toda acción educativa es ya una actividad cargada
de valor, lleva implícitos unos valores. Ningún profesor, (y el de educación de
personas adultas no es una excepción), puede pretender, sin engañarse a sí
mismo, que se limita a realizar una labor de transmisión de los conocimientos
que corresponden a su especialidad. Nunca se puede sólo enseñar, se educa
siempre.
Lo que hace educativa
una acción docente no es tanto lo que consigue como resultado, sino los valores
educativos que pone en juego. En su práctica educativa cotidiana con personas,
el profesorado hace algo más que dar clase: educa en valores.
La educación empieza por
sentirnos miembros de comunidades: familiar, religiosa, cultural...pero también
como pertenecientes a una comunidad política concreta. Además de ser miembros
de una familia, de una cultura, de una confesión religiosa, nacemos en una
sociedad, pertenecemos a una comunidad política determinada en la que tenemos
la categoría de ciudadanos. La educación en valores no puede limitarse a la
construcción de la personalidad moral individual, debe interesarse al mismo
tiempo por formar ciudadanos.
Quizás la única manera
de compartir con los alumnos los valores básicos en los que creemos es mostrar,
con nuestra práctica cotidiana, que esos valores son algo más que una hueca
moralina con la que es fácil quedar muy bien: son algo tan importante que, en
lugar de hablar de ellos, preferimos mostrarlos en nuestra actividad cotidiana.
Por ello, el docente no
puede verse sino como un agente moral, alguien cuyo trabajo puede ser entendido como un arte
práctico en el que lo fundamental es la dimensión moral.
Lo que al final cuenta
para educar en valores es el clima que intentamos crear y que no puede lograrse
si no somos capaces de asumir un compromiso firme en torno a unos valores
básicos compartidos y expresados en nuestra práctica educativa docente.
First of all, it is necessary to reflect on the moral demand of the educational practice with the pretension to highlight that it is a question of a task intrinsically moral where necessary they take control of our judgments and evaluations.
The education is a process, always unfinished, of critical adaptation in the one that there transmit preferences or attitudes, a few values, and even more, or with a specific treatment. If this process is destined to the persons who have exceeded the stage of initial schooling, at the end of which they have opportunities to keep on acquiring and perfecting its aptitudes, technical and professional knowledge and attitudes, as well as to take part actively in the society and to analyze it critically, according to its needs and with proper criterion, it presses to educate in values, in a few valued values
The Ethics are going to help, although in an indirect way, to work us rationally in the set of the whole life, whenever for reason we understand this capacity of human comprehension that starts of our intelligence and that leads us to achieve the goals that perseguimos.y shared by all and that they make the coexistence possible in a democratic society.
After the previous analysis, we can wonder then: how to educate morally? How to base an education of the morality that he recognizes after the children and girls as subjects of right and not lacking in needs?
For Curtain, the "moral" expression means first of all, the aptitude to face the life opposite to the "demoralization"; that is to say, to acquire a mulberry tree high degree. This bases the possibility of Human Height, which is not given of the exterior but of its subjectivity; this translates in a suitable development of the car concept and the self-esteem for itself. Edict concept as the capacity of car - poseernos and to construct our own life project.
The achievement humanizes like achievement of happiness, which is obtained by a high degree of self-esteem and car position of, this allows to the subject to form its personal project.
The possibility of entering dialogue with others like option to grow together across the recognition and the affirmation. To possess a few universal minimums that account for the reality in which we live, to heft them, and to put them in relation from the same implied subjects that construct their own reality.
This beginning meets in congruity the factors actitudinales valorativos proposed by Ausubel and developed for Of Zubiría (1995) to interpret the complexity of relations that interweave in the investigated educational ambience. Of Zubiría he suggests to analyze an education of the ethical thing from a model that sets off of recognizing three big factors: a factor yoico, an associative factor and a cognitive factor.
The factor yoico has to do with the competitiveness, the autoconcept, the need to achieve high goals, status and achievement; the way of identifying them happens from the autoconcept, the leadership and the need for achievements; that is to say, with Human Height from the expositions of Curtain (1995). Of Zubiría it departs from two appreciations: The first one refers to the need for love that there needs the human being, the second one when it recaptures Beer (1978) who says «what a child knows and thinks about if it will affect its interactions with other persons».
The associative factor, it refers to characteristics and particular values like the solidarity, the social interaction, the empathy, the service and help to the others; the way since it is evident has to do with the relation that is had by the partners, with the adults; it is the aptitude to be united and to interact. It means that it breaks of admitting that the human being needs of others.
The cognitive factor works the meaning of knowing, comprising and investigating natural, social and technological phenomena; its forms of expression are the interest in the knowledge, the shares in classes, the persistence by what it is done, and the makings. For Schukina, quoted for Of Zubiría (1995) this cognitive interest is the most powerful stimulus so that the child and the girl turn of object of the education into subjects of the same one, motivated by her own Education.
To educate in values is something that the professionals of the education have always done, keep on doing and they will never be able to allow doing. Any educational action is already an activity loaded with value, it takes implicit a few values. No teacher, (and that of education of adult persons is not an exception), can claim, without deceiving itself himself, that it limits itself to realizing a work of transmission of the knowledge that correspond to its specialty. It is never possible only to teach, he is always educated.
What makes a teaching action educational is not so much what it obtains like result, but the educational values that it puts in game. In its daily educational practice with persons, the professorship does something more that to teach: it educates in values.
The education starts for communities members feel: familiar, religious, cultural... but also how belonging to a concrete political community. In addition to being members of a family, of a culture, of a religious confession, we are born in a society, belong to a certain political community in which we have the citizens' category. The education in values cannot limit itself to the construction of the individual moral personality, it must to him be interesting at the same time for citizens form.
Perhaps the only way of sharing with the pupils the basic values in which we believe is to show, with our daily practice, that these values are something more than a hollow moral with the one that is easy to suit very much: there are something so important that, instead of speaking about them, we prefer to show them in our daily activity.
For it, the teacher can´t turn but like a moral agent, someone whose work can be understood like a practical art in which the fundamental thing the moral dimension is.
What in the end it counts to educate in values is the climate that we try to create and that cannot achieve if we are not capable of undertaking a firm commitment concerning a few basic values shared and expressed in our teaching educational practice.