Thursday, 20 March 2014

El arte Japones 3º parte The Japanese art... 3rd report

EL DESDÉN POR LA FORMA



En pintura, el desdén por la forma y el interés claro por el significado es característico de la pintura zen.
El estilo "pintura de ángulo" y la "economía de trazos" hacen de esta pintura algo alejado de cualquier
norma convencional. La omisión de las formas y de las masas provoca sorprendentemente un inesperado
sentimiento evocador y de placer estético. Las limitaciones o deficiencias tan sólo son aparentes y en
realidad estas supuestas imperfecciones se convierten en una forma de perfección.

Belleza en término zen es imperfección y a veces fealdad. Belleza de la imperfección acompañada en
ocasiones de antigüedad o de primitiva tosquedad. Cuando encontramos esta combinación se dice que
estamos ante el resplandor "SABI"
.
Sabi consiste en una rústica sencillez sin pretensiones, en una arcaica imperfección, en la aparente
simplicidad o carencia de esfuerzo en la ejecución y en la riqueza de asociaciones históricas. Los
utensilios utilizados en la habitación de té son básicamente de esta naturaleza. Todos ellos generados
bajo el influjo zen.

Sabi literalmente significa "soledad" o "aislamiento". Quedarse en soledad, sin brillos de lentejuelas, sin
fuegos de artificios equivale a renunciar a toda visión espectacular. Como un apunte pintado al "sumi-e"
(variante japonesa de la pintura al aguada), sencillo, sobrio, sin colores vistosos, ni juego de formas
infinitamente variables, así se expresa la idea de sabi.

LA ASIMETRÍA,UNA CARACTERÍSTICA ESENCIAL DEL ARTE JAPONÉS


La disposición de la habitación del té así como los instrumentos utilizados en la ceremonia no son
regulares. El techo está construido al menos en tres estilos diferentes. La agrupación y colocación en el
jardín de las pasarelas o lajas es irregular, algunos utensilios para servir el té también son toscos y
asimétricos.

La asimetría está entendida tanto en la arquitectura de algunos templos budistas como en los ejemplos
antes citados como idea de "imperfección". Este gusto por lo impefecto encuentra su inspiración en el
espíritu zen. La forma zen contempla las cosas individuales como perfectas en sí mismas dentro de su
particular imperfección y al mismo tiempo como materialización de la totalidad en Uno.
Los impulsos artísticos son siempre primitivos (espontáneos e intuitivos) y más innatos que los morales.

El arte nace en el interior de la naturaleza humana. La moral siempre resulta ser un convencionalismo
impuesto desde el exterior, en cambio el arte es irrefenablemente expresión de la interioridad. Luego
podemos decir que el arte es zen y la moral no necesariamente.

La simetría inspira ideas de gracia, solemnidad y grandeza; exactamente ocurre con el formalismo lógico
o la acumulación de ideas abstractas. El zen huye de todas estas cuestiones.

El intelectual aspira fundamentalmente al equilibrio mientras que los japoneses son propensos a
ignorarlo, inclinándose acusadamente hacia la inestabilidad, la asimetría y la imperfección. De aquí que
los japoneses no sean dados a la actividad intelectual y filosófica con intensidad.

EL DESEQUILIBRIO, LA ASIMETRÍA, LA POBREZA, LA SIMPLICIDAD, LA SOLEDAD


Como hemos visto anteriormente "WABI" y "SABI" son las dos palabras que caracterizan los rasgos
esenciales del arte y la cultura japonesa. Ambos tienen su origen en la verdad central del zen: " El Uno en
los Muchos y los Muchos en el Uno" o "El Uno permaneciendo como uno en los Muchos, individual y
colectivamente".

LA ESTÉTICA ZEN

El aspecto estético zen se alimenta del ascetismo zen en el sentido de la "ausencia" de "egoismo"
personal y en la fusión completa de sujeto y objeto en una absoluta "Vacuidad".
La estética zen persigue captar el espíritu de la naturaleza. Captar el espíritu de una flor es tomar
contacto interiormente con la esencia de la flor. Aprehender firmemente la raíz de la naturaleza, que nos
une a ella. Todo lo que existe es naturaleza, incluido el hombre.
El fin último es lograr la fusión de la persona (del yo) con la naturaleza y con las otras personas para
alcanzar a comprender el verdadero significado de la creación.

El zen trata de vivir la naturaleza desde
dentro para así encontrar el fundamento real de la existencia y dejar de vivir como si estuvieramos dentro
de un sueño, donde se encuentran la mayor parte de los hombres.

La belleza no está en la "forma" sino en el "significado". Sólo se puede "captar" y "entender" desde un
plano "suprahumano" o "espiritual", libre de toda limitación. Los múltiples impedimentos que aparecen
cuando actuamos desde un plano físico nos impiden aprehender el significado de la existencia. Los
movimientos físicos y psicológicos, siempre torpes y relativos, motivo de confusión, hacen que las cosas
nos resulten engañosas (dentro del mundo llamado de la "multiplicidad").


THE SCORN FOR THE FORM

In painting, the scorn for the form and the clear interest in the meaning is typical of the Zen painting.
The style "angle painting" and the "economy of lines" do of this painting something remote of any
conventional norm. The omission of the forms and of the masses provokes surprisingly an unexpected one
evocative feeling and of esthetic pleasure. The limitations or shortcomings just are apparent and in
reality this supposed imperfection turns into a form of perfection.

Beauty in Zen term is an imperfection and sometimes ugliness. Beauty of the imperfection accompanied in
occasions of antiquity or of primitive rudeness. When we find this combination it is said that
we are before the resplendence "SABI".

Sabi consists of a rustic simplicity without pretensions, of an archaic imperfection, of the apparent one
simplicity or lack of effort in the execution and in the wealth of historical associations.
tools used in the room of tea are basically of this nature. All of them generated
under the Zen influence.

Sabi literally means "solitude" or "isolation". To remain in solitude, without spangles sheens, without
devices fires he is equivalent to resign from any spectacular vision. As a note painted to "I plunged and"
(Japanese variant of the painting to the gouache), simple, sober, without showy colors, or game of forms
infinitely variable, like that the idea of sabi expresses itself.

THE ASYMMETRY, AN ESSENTIAL CHARACTERISTIC OF THE JAPANESE ART

The disposition of the room of the tea as well as the instruments used in the ceremony are not
you will regulate. The roof is constructed at least in three different styles. The group and laying in
garden of the footbridges or sandstones is irregular, some tools to serve the tea also are coarse and
asymmetric.

The asymmetry is understood so much in the architecture of some temples Buddhists as in the examples
earlier quoted like idea of "imperfection". This taste for the impefecto finds its inspiration in
Zen spirit. The Zen form contemplates the individual things like perfect in themselves inside its
particular imperfection and at the same time like materialization of the totality in One.

The artistic impulses are always primitive (spontaneous and intuitive) and more innate than the mulberry trees.
The art is born inside the human nature. The morality always turns out to be a conventionality
tax from the exterior, on the other hand the art is irrefenablemente expression of the interiority. Then
we can say that the art is Zen and the morality not necessary.

The symmetry inspires ideas of grace, solemnity and nobility; exactly it happens with the logical formalism
or the accumulation of abstract ideas. The Zen one flees of all these questions.
The intellectual aspires fundamentally to the balance while the Japanese are inclined to
to ignore it, inclining acusadamente towards the instability, the asymmetry and the imperfection. 

From here that
the Japanese are not given to the intellectual and philosophical activity with intensity.

THE IMBALANCE, THE ASYMMETRY, THE POVERTY, THE SIMPLICITY, THE SOLITUDE

Since we have seen previously "WABI" and "SABI" is two words that characterize the features
essential of the art and the Japanese culture. Both have its origin in the central truth of the Zen one: "One in
Many and Many in One " o "One remaining like one in Many, individual and
collectively".

THE ZEN ESTHETICS

The Zen esthetic aspect feeds on the Zen asceticism in the sense of the "absence" of "egoism"
personnel and in the finished merger of subject and object in an absolute "Emptiness".
The Zen esthetics chase to receive the spirit of the nature. To receive the spirit of a flower is to take
I contact internally with the extract of the flower. Aprehender firmly the root of the nature, which us
it joins her. Everything what exists is a nature, including the man.

The last end is to achieve the merger of the person (of me) with the nature and with other persons for
to manage to understand the real meaning of the creation. The Zen one tries to live through the nature from
inside this way to find the real foundation of the existence and to stop living as if we were inside
of a sleep, where most of the men is.

The beauty is not in the "form" but in the "meaning". It is possible only to "receive" and to "understand" from one
plane "suprahumano" or "spiritual", free of any limitation. The multiple impediments that appear
when we act from a physical plane they prevent us aprehender the meaning of the existence.
physical and psychological, always awkward and relative movements, motive of confusion, do that the things
turn out to be deceitful to us (inside the called world of the "multiplicity").

El Arte Japones 2º parte. The Japanese Art. 2nd report

1.- EL PAISAJE EN EL GRABADO JAPONÉS DEL PERIODO EDO



El paisaje es el tema preferido del grabado y de la nueva sociedad de los burgueses y comerciantes de
Edo (que resultaron ser el origen histórico de la actual sociedad japonesa). Los burgueses de Edo tienen
fueres ansias de libertad y conocimiento: Ellos tenían prohibido el acceso al mundo de la Cultura así
como salir de su área o región de residencia, salvo autorización imperial. Las estmpas de paisajes
presentadas en los grabados suponen para ellos un camino para la ilustración, el entretenimiento y
liberación. 

Una forma de conocer lugares nuevos y también de educar y enseñar a través del juego de
palabras y doble sentido literario que aprecen en los textos que acompañan a las imágenes.
La aprición de las estampas japonesas supuso el inicio de del nuevo arte burgués y el dscubrimiento de
lo que más tarde se llamaría "cultura de masas".

El zen persigue la integración del hombre con la Naturaleza (el paisaje). El japonés siempre ha
considerado a los elmentos naturals como sagrados y dignos del mayor respeto. El agua, la montaña, el
bosque a través del grabado se convierten en un género pictórico.

2.- LOS BARRIOS DE PLACER

Los barrios de los sauces y de las flores, así llamados los barrios de placer por estar sus calles
adornadas con árboles y flores, eran recintos amurallados donde se reunían las prostitutas o cortesanas.
El mundo del vicio, la lascivia y la excitación se personifica en la cortesana profesional. En los barrios de
placer de la ciudad de Edo la mujer resulta un objeto de consumo.

Numerosos grabados japoneses representan a cortesanas con los pies descalzos o en actitudes
públicas, domésticas o profesionales. La mujer es mostrada como una mujer frágil con rasgos pequeños
y aniñados, muy delicados e infantiles. Pequeñas manos, cuerpos delgados, sin caderas y pechos
prácticamente inexistentes, éste es el ideal de belleza femenina de este periodo.

LA PINTURA SOBRIA JAPONESA

Se trata de la pintura cuyo rasgo más distintivo es la reducción al mínimo del número de líneas o trazos
destinados a representar las formas sobre la seda o el papel. Este espíritu está relacionado con la
filosofía zen. La soledad como absoluto desamparo , la sensación de inmensidad sugeridas en escasas
(siempre sólo las imprescindibles) líneas y sombras son las imágenes que se repiten en la pintura zen.

La plasmación de reserva y distanciamiento trascendental en medio del mundo de la multiplicidad (de los
sentidos) es conocida en japonés como "wabi". Wabi significa realmente "pobreza" o también " no estar
acorde con la sociedad de su tiempo". Ser "pobre" es no ser dependiente de las cosas terrenales:
riqueza, poder, reputación y sin embargo sentir interiormente la presencia de algo sumamente valioso por
encima del tiempo y la posición social: esto es lo que en esencia constitye el "WABI".



El culto de "wabi" es sentirse satisfecho con una pequeña y humilde cabaña y con un plato de verduras
recogidas en las proximidades, mientras se escucha el suave murmullo de un benigno chaparrón
primaveral.

La adoración de la pobreza es probablemente el culto más apropiado en un país pobre como Japón. A
pesar de la forma de vida occidental y de los lujos y comodidades modernas que lo invaden, persiste en
el pueblo japonés un irradicable anhelo por el culto de wabi.
La excesiva profusión de ideas, la brillantez o solemnidad en la ordenación de los pensamientos y en la
elaboración de los sistemas filosóficos son evitadas. Por el contrario se persigue la satisfacción en la
contemplación mística de la naturaleza y el sentirse en armonía y a gusto con el mundo.

Por muy "civilizados" y educados que estemos en un entorno artificialmente inventado, todos parecemos
poseer un innato anhelo por la primitiva simplicidad ligada a la forma de vida natural.

El zen está dispuesto a romper radicalmente con todas las formas de la "artificiosidad" humana y fijarse
en lo que subyace debajo es decir la naturaleza y su rica simplicidad. El zen no gusta de las
complejidades que están en la superficie de la vida. La vida, en sí misma, es bastante simple. somos
nosotros y nuestro intelecto distorsionador de la realidad el que hace de la vida un mundo complejo y
enmarañado.

Uno de los rasgos más característicos del temperamento oriental es su capacidad para tomar la vida
desde dentro en vez de hacerlo desde fuera.

1. - THE SCENERY IN THE JAPANESE ENGRAVING OF THE PERIOD EDO

The scenery is the favorite topic of the engraving and of the new society of the bourgeoises and merchants of
Edo (that turned out to be the historical origin of the current Japanese society). The Edo bourgeoises have
you will be avidity of freedom and knowledge: They had no admittance to the world of the Culture like that
like going out of its area or region of residence, except imperial authorization. 

The sceneries estmpas
presented in the engravings they suppose for them a way for the illustration, the entertainment and
liberation. A way of knowing new places and also of educating and to teach across the game of
words and literary double meaning that aprecen in the texts that they accompany to the images.

The aprición of the Japanese pictures supposed the beginning of of the new bourgeois art and the dscubrimiento of
what later would be called "a popular culture".



The Zen one chases the integration of the man with the Nature (the scenery). The Japanese there is always
considered to the elmentos naturals like sacred and worthy of the biggest respect. The water, the mountain,
forest across the engraving they turn into a pictorial genre.

2. - THE QUARTERS OF PLEASURE

The quarters of the willows and of the flowers, this way called the pleasure quarters for its streets are
adorned with trees and flowers, there were enclosures walled where the prostitutes or courtesans were meeting.
The world of the vice, the lust and the excitement is personified in the professional courtesan. In the quarters of
pleasure of the city of Edo the woman turns out to be a consumption object.

Numerous Japanese engravings represent courtesans with the barefooted feet or in attitudes
public, domestic or professional. The woman is showed like a fragile woman with small features
and childish, very delicate and infantile. Small hands, thin bodies, without hips and breasts
practically nonexistent, this is the ideal of feminine beauty of this period.

THE JAPANESE SOBER PAINTING

It is a question of the painting which more distinctive feature is the reduction to the minimum of the number of lines or lines
destined to represent the forms on the silk or the role. This spirit is related with
Zen philosophy. The solitude like absolute neglect, the immensity sensation suggested in scarce
(always only essential) lines and shades are the images that recur in the Zen painting.

The shape of reservation and transcendental distancing in the middle of the world of the multiplicity (of
senses) it is known in Japanese like "wabi". Wabi means really "poverty" or also "not to be
according to the society of its time". To be "a poor person" is not to be dependent on the earthly things:
wealth, power, reputation and nevertheless to feel internally the presence of something extremely valuable for
on the time and the social position: this is what essentially constitye the "WABI".

The cult of "wabi" is to feel satisfied with a small and humble hut and with a plate of vegetables
collections in the proximities, while one listens to the soft murmur of a benign soaker
spring.

The adoration of the poverty is probably the cult most adapted in a poor country like Japan. To
sorrow of the form of western life and of the luxuries and modern serviceability that invade it, persists in
the Japanese people an irradicable gasped for the wabi cult.
The excessive profusion of ideas, the brightness or solemnity in the arrangement of the thoughts and in
making of the philosophical systems they are avoided. 

On the contrary the satisfaction is chased in
mystical contemplation of the nature and feeling in harmony and to taste with the world.
For very "civilized" and polite that we are in an environment artificially fictitious, we all seem
to possess an innate wish for the primitive simplicity tied to the form of natural life.

The Zen one is ready to break radically with all the forms of the human "artificiosidad" and to notice
in what the nature and its rich simplicity sublies below that is to say. The Zen one does not please of
complexities that are in the surface of the life. The life, in itself, is quite simple. we are
we and our intellect distorsionador of the reality the one that does of the life a complex world and
tangled.

One of the features most typical of the oriental temperament is its aptitude to take the life
from within instead of doing it from the outside.

El Arte Japones...1º parte - The Japanese Art..1º report

EL ARTE JAPONES: LA INFLUENCIA ZEN




El paisaje es un trozo de Tao, que permite al observador integrarse en la Naturaleza. Los Kami, espíritus
de la Naturaleza en la cultura japonesa son sagrados. El espíritu del agua, del sol, del viento etc. Los
paisajes en el arte japonés expresan las ansias de libertad y conocimiento del hombre, también de
belleza.

Las influencias del budismo zen y del ejercicio de la meditación son evidentes en las manifestaciones
artísticas .El zen ha impregnado profundamente todos los aspectos de la vida cultural y espiritual del
pueblo japonés.

El sentido zen de la soledad en el sentido de abandono, aislamiento y desamparo, la incomprensibilidad
del Absoluto, sentimiento de melancolía se plasman en las obras de arte japonés.
La contemplación de la Naturaleza supone la principal vía de meditación y de conocimiento. ( Para
Oriente, el Hombre y la Naturaleza son una Unidad y no enemigos o rivales como se acostumbra a
pensar en Occidente).

La expresión sacra y espiritual del paisaje considerado como
sagrado encuentra su vía de actuación en la
técnica de la tinta monocroma, la tinta estallada o salpicada manchando de forma espontánea el lienzo
blanco.
El arte del pincel, de la caligrafía, el arte del blanco y el negro son otrás prácticas que muestran las
virtudes del arte japonés: la simplicidad, la intuición, la espontaneidad...


EL ARTE DEL GRABADO JAPONÉS (EL PERIODO EDO)



El periodo histórico Edo (antiguo nombre de la actual ciudad de Tokio) que comprende el palzo temporal
entre 1600-1868 se caracteriza por el surgimiento de un nuevo arte: El arte del Grabado, una invención
artística de la cultura propia burguesa. Los burgueses habían sido despreciados por la clase aristocrática
de los "shoguns" y por la familia imperial, teniendo así vedado el mundo de la cultura elitista.Como
reacción, los burgueses, una clase enriquecida por la industria y el comercio, deciden crear sus propias
formas de cultura a través de las representaciones mediante los grabados.

El arte del grabado japonés con sus bellas estampas impresas en papel , sedas, biombos, abanicos,
rollos verticales se desarrolla en Japón a partir del periodo Edo. Y surge acompañado del auge de la
burguesía. Vivimos en un periodo donde se instaura un fuerte cambio de perspectiva social y cultural en
Japón. Aparece una nueva clase social, la burguesía comercial y urbana.
La evolución del grabado se caracteriza por el paso de una temática con motivos religiosos y estampas
budistas a otras donde los temas tratados son mundanos.

- El placer, la diversión, lo lúdico y despreocupado (el carpe diem japonés) que busca la nueva burguesía
inspiran los siguientes temas:
  1. 1/ El paisaje natural
  2. 2/ Escenas cotidianas y ociosas (ajenas al mundo del trabajo) de la burguesía y Escenas y actores del
  3. teatro kabuki
  4. 3/ Escenas de prostitutas y geishas. Durante el periodo Edo el comercio carnal y los barrios de placer
  5. fureon legalizados e institucionalizados. La prostitución fue legal en Japón hasta 1958.
  6. 4/ Estampas de mujeres en general. La mujer es protagonista en sus más variadas facetas: madre,
  7. esposa, trabajadora del campo y de los negocios en la ciudad. El sacrificio de la mujer llega hasta el
  8. extremo de vender su cuerpo o la inmolación.



THE JAPANESE ART: THE ZEN INFLUENCE


The scenery is a piece of Tao, which allows to the observer to integrate into the Nature. The Kami, spirits
of the Nature in the Japanese culture they are sacred. The spirit of the water, of the sun, of the wind etc.
sceneries in the Japanese art express the avidity of freedom and knowledge of the man, also of
beauty.


The influences of the Zen Buddhism and of the exercise of the meditation are clear in the declarations
artistic Zen.El has impregnated deeply all the aspects of the cultural and spiritual life of
Japanese people.

The Zen sense of the solitude in the sense of abandonment, isolation and neglect, the incomprehensibility
of the Absolute one, melancholy feeling they take shape of the works of Japanese art.
The contemplation of the Nature supposes the main route of meditation and of knowledge. (For
East, the Man and the Nature are a Unit and not enemies or rivals as he gets accustomed to
to think about Occident).

The sacred and spiritual expression of the considered scenery since sacred it finds its performance route in
skill of the monochrome ink, the exploded or splashed ink staining with spontaneous form the linen
target.
The art of the brush, of the calligraphy, the art of the target and the black sound otrás practices that they show
virtues of the Japanese art: the simplicity, the intuition, the spontaneity...

THE ART OF THE JAPANESE ENGRAVING (THE PERIOD EDO)


The historical period Edo (ancient name of the current city of Tokyo) that the temporary palzo understands
between 1600-1868 it is characterized by the emergence of a new art: The art of the Engraving, an invention
artistic of the bourgeois proper culture. The bourgeoises had been despised by the aristocratic class
of the "shoguns" and for the imperial family, having this way forbidden the world of the elitist culture. Like
reaction, the bourgeoises, a class enriched by the industry and the commerce, decide to create its own ones
forms of culture across the representations by means of the engravings.

The art of the Japanese engraving with its beautiful pictures printed on role, silks, screens, fans,
vertical rolls it develops in Japan from the period Edo. And it arises accompanied from the heyday of
bourgeoisie. We live in a period where there is restored a strong change of social and cultural perspective in
Japan. There appears a new social class, the commercial and urban bourgeoisie.
The evolution of the engraving is characterized by the step of a subject-matter with religious motives and pictures

Buddhists to others where the treated topics are mundane.
- The pleasure, the diversion, the playful and unconcerned thing (the hornbeam diem Japanese) that looks for the new bourgeoisie
they inspire the following topics:



  1. 1/the natural scenery
  2. 2/daily and idle scenes (foreign to the world of the work) of the bourgeoisie and Scenes and actors of
  3. theater kabuki
  4. 3/scenes of prostitutes and geishas. During the period Edo the carnal commerce and the quarters of pleasure
  5. fureon legalized and institutionalized. The prostitution was legal in Japan until 1958.
  6. 4/women's pictures in general. The woman is a protagonist in its most varied facets: mother,
  7. wife, worker of the field and of the business in the city. The sacrifice of the woman comes even
  8. point of selling its body or the immolation.

Saturday, 8 March 2014

La matanza de Badajoz...the slaughter of Badajoz

Tanto esa matanza como las de Madrid, Barcelona, Bilbao, etc., nacieron del odio, un odio difundido sistemáticamente por las izquierdas, y no, o apenas, por las derechas. Y el terror derechista fue de respuesta a las agresiones y al terror izquierdista previos y practicados, con mayor o menor intensidad, durante toda la república, no a la inversa. Espinosa, y tantos de su tendencia, desvirtúan estos hechos, me cuesta creer que por ignorancia, a fin de explicar lo ocurrido en Badajoz como algo monstruosamente inusual, causado por la vesania de una caterva de oligarcas, espadones y clérigos que odiaban al “pueblo” y atacaron a un gobierno “legal y democrático”.

Ahora bien, aunque el contexto explicativo sea falso, podría ser fiable la investigación concreta. Esto no parece fácil, pues Espinosa y compañía no trabajan tanto por esclarecer los hechos como por demostrar la maldad incomparable de los “fascistas”. Y, en efecto, es fácil percibir varios puntos débiles en su estudio La columna de la muerte.


La matanza de Badajoz por excelencia, la que dio la vuelta al mundo, fue la supuestamente ocurrida en la plaza de toros el día 15 de agosto, descrita en el diario madrileño La voz: “Cuando Yagüe se apoderó de Badajoz (…) hizo concentrar en la Plaza de Toros a todos los prisioneros y a quienes, sin haber empuñado las armas, pasaban por gente de izquierda. Y organizó una fiesta. Y convidó a esa fiesta a los cavernícolas de la ciudad, cuyas vidas habían sido respetadas por el pueblo y la autoridad legítima. 


Ocuparon los tendidos caballeros respetables, piadosas damas, lindas señoritas, jovencitos de San Luis y San Estanislao de Kostka, afiliados a Falange y Renovación, venerables eclesiásticos, virtuosos frailes y monjas de albas tocas y miradas humildes. Y ante tan brillante concurrencia fueron montadas algunas ametralladoras…”, con las que habrían masacrado a entre 1.500 y 4.000 prisioneros, según versiones, entre aplausos y griterío de los espectadores. En algunas variantes, muchos presos habrían sido toreados, etc.

Espinosa admira lo “muy bien escrito” que está el artículo de La voz, una pieza brillante en la siembra de odios con que a cada paso topamos. Pero él mismo debe reconocer que se trata de una falsedad. No existió tal fiesta. Sin embargo tal falsedad no deja de tener un valor para el columnista del enredo: “la [matanza] de Badajoz había trascendido y se había convertido en paradigma de lo que el fascismo representaba”. Y el consuelo es fácil: “la fiesta, como toda reducción (¡!) colmó el imaginario colectivo por contener todos los ingredientes necesarios. 


Al fin y al cabo ¿qué si no una gran orgía de sangre fue lo que los grupos sociales y económicos amenazados por las reformas republicanas (…) hicieron con esa izquierda extremeña eliminada en masa?” En fin, asegura, la inventada fiesta fue, de todos modos, poca cosa al lado de lo realmente ocurrido, y los militares, aunque no presidieran el supuesto jolgorio, eran “capaces de presidir cosas mucho peores que aquella corrida, y sin duda hubieran ocupado un lugar preferente en un posible Nuremberg español. De ahí quizá el arraigo de una historia como la fiesta” 



El arraigo no viene de ahí, desde luego, sino de una masiva e inescrupulosa propaganda que intenta continuar Espinosa, cuya calidad moral e historiográfica brilla en estos párrafos. Y sigue brillando cuando pretende justificar como respuesta a las matanzas de Badajoz las perpetradas por las izquierdas en la Cárcel Modelo y las de Paracuellos, en Madrid, “momentos cruciales de violencia revolucionaria”, asegura. Y comenta: “Por más que lo negaran, esa cadena de violencia favorecía los intereses de los golpistas, que así podían justificar su plan de exterminio y al mismo tiempo mostrar al mundo las pruebas del terror rojo”. 

Espinosa vuelve a mentir. 
El terror izquierdista tenía ya una terrible trayectoria antes de julio del 36, como hemos visto, y a partir de esa fecha, sin esperar a ninguna violencia derechista, se ejerció de forma masiva y entusiasta, con la seguridad de que, ganada la contienda, la historia lo justificaría, como predicaba Largo. Decir que aquellos asesinatos revolucionarios “favorecían los intereses de los golpistas” es bellaquería muy propia, la hemos oído al PNV en relación con el terrorismo etarra y el PP.
Pero, aunque no fiesta, Espinosa sostiene que hubo matanza en la plaza de toros, y por ello se indigna ante su demolición, pues debiera haberse conservado como eterno recordatorio del crimen. Se apoya para sostenerlo en Southworth, un propagandista similar al mismo Espinosa, aunque, lamenta éste, no dedicara a Badajoz “la extensión y profundidad que dedicó a Guernica”. 

La comparación tiene interés, manifiesto en esta observación de Jesús Salas Larrazábal: “Quien tenga probada paciencia puede estudiar los orígenes del mito de Guernica en las 109 páginas del capítulo primero de La destrucción de Guernica, en las que [Southworth] va exponiendo, una tras otra, las noticias que publicó la prensa mundial en base a los cables enviados desde Bilbao por los cinco corresponsales extranjeros allí destacados. Los que afronten esta lectura podrán conocer insignificantes pormenores pero, por mucho que relean las densas páginas, no serán capaces de hallar rastros de lo más esencial: los relatos de la prensa de Bilbao, numerosa entonces y, hay que suponerlo, mejor informada. 



Nadie considere esto como un incomprensible olvido de cronista tan minucioso, pues existe una explicación mucho más lógica: los periodistas de Bilbao no comulgaron con las extravagantes tesis de los contados corresponsales extranjeros que fabricaron la leyenda y no quisieron ver publicados datos que podían ser refutados fácilmente por los evacuados de Guernica”. El examen de esa prensa, y la intensa investigación documental y sobre el terreno han permitido a Salas rebajar a 120 la cifra de víctimas real del bombardeo. Son muchos muertos, pero los creadores del mito necesitaron multiplicarlos por 13, hasta 1.600, e incluso hasta 3.000.

Es un método de Southworth, muy del gusto de Espinosa: si una patraña o una exageración se repite cientos de veces, un seudohistoriador puede seguir el rastro de esas repeticiones y variaciones, y dar al lector desapercibido la impresión de estar leyendo un trabajo concienzudo. Pues bien, Espinosa se basa también en los despachos de los corresponsales Mario Neves, Marcel Dany, Jacques Berthet o Jay Allen. Se trata de testimonios bastante diferentes entre sí, cosa en principio comprensible… excepto en un punto, que expongo así en Los mitos de la guerra civil: “Sin embargo en la plaza de toros no hubo tales matanzas, al menos el día 15 de agosto, como asevera el mito, ni el siguiente. Podemos tener razonable seguridad de ello por el testimonio del izquierdista portugués Mario Neves. El 15 [tras haber oído rumores de matanzas en aquel lugar] escribe: Nos dirigimos enseguida a la plaza de toros, donde se concentran los camiones de las milicias populares. Muchos de ellos están destruidos. 



Al lado se ve un carro blindado con la inscripción “Frente Popular”. Este lugar ha sido bombardeado varias veces. Sobre la arena aún se ven algunos cadáveres. Todavía hay, aquí y allá, algunas bombas que no han explotado, lo que hace difícil y peligroso una visita más pormenorizada”. Al día siguiente, movido por los insistentes rumores, vuelve al lugar y encuentra el mismo panorama. Nada de fiesta, desde luego, pero también parece difícil fusilar en masa en un lugar con bombas sin estallar.
Esto, naturalmente no lo cita Espinosa, que en cambio quiere dar crédito a Neves cuando, muchos años después, pretenderá respaldar a los otros corresponsales “agraviados por la visión atroz de los cuerpos extendidos en la plaza de toros” o por “la presencia de los desgraciados que aguardaban en los chiqueros” (lugares estrechos donde cabe ciertamente poca gente). 


¿Cómo es que él no vio en 1936 los cientos o miles de cuerpos en el coso? No lo explica, sino que intenta desviar la cuestión afirmando que le impresionaron más los cadáveres “dispersos por la ciudad”. Cosa increíble, desde luego. Mal que le pese a Espinosa, el testimonio fiable es el de Neves de 1936, y no el de los años ochenta, cuando el mito había crecido hasta convertirse en dogma de fe, que él intentaba respaldar “para descargo —decía— de su conciencia”.

Lo anterior hace difícil creer, por decirlo suavemente, la matanza en la plaza de toros. Pero ¿significa eso que no hubo matanza? En modo alguno. La hubo, o, mejor dicho, hubo varias aunque de forma más dispersa y, por así decir, vulgar. ¿Cuántas fueron las víctimas? Según los datos de A. D. Martín Rubio y F. Sánchez Marroyo, a partir de los registros civiles y del cementerio, pueden estimarse, hasta fin de año, entre 500 y 1.500, una represión sin duda larga y despiadada. Pero Espinosa eleva la cifra a unas 7.000, integrando, desde luego, los caídos en combate y a otras víctimas en diferentes años. No está en mis posibilidades contrastar esos datos ni los métodos empleados, pero advertiré que, vistas las desvirtuaciones tan frecuentes en el autor, y su evidente deseo de revolver bilis, sus datos ofrecen el mayor margen a la desconfianza. Otros podrán hacer sobre el terreno las comprobaciones pertinentes.

Cosa no fácil, porque los trabajos de historiadores como Francisco Moreno Gómez sobre la represión en Córdoba, por ejemplo, verdaderos panfletos en la vía de Tuñón de Lara, han dado lugar a una floración de otros parecidos en buena parte del país, subvencionados a menudo por ayuntamientos, y órganos administrativos izquierdistas. Su metodología es tan peculiar como la de Espinosa, pero denunciarla causa a muchos verdadero temor, por verse señalados localmente como "fachas" o cosa parecida. Sin embargo, algunas personas en las localidades tendrán que irse animando a revisar toda esa siembra de odios.


Juliá dice en su artículo de elogio a Espinosa en Babelia: “Los cerca de 7.000 asesinados por la “columna de la muerte” quedan reducidos [en Los mitos de la guerra civil] a unos cuantos centenares, nada de lo que admirarse, como aconseja el autor, horrorizado, esta vez sí, por la matanza en la cárcel modelo de Madrid”. Juliá falsea las cosas una vez más, siguiendo su mal método. Los cientos de muertos en Badajoz, como en tantos otros lugares, me parecen una atrocidad, pero no pierdo el tiempo en poner poses de indignación ni en aconsejar admirarse ni horrorizarse para despertar con tales trucos la “mala leche”. 


So much this slaughter as those of Madrid, Barcelona, Bilbao, etc., were born of the hate, a hate spread systematically by the lefts, and not, or scarcely, for the rights. And the right-wing terror was of answer to the aggressions and to the leftist terror previous and practised, with major or less intensity, during the whole republic, not on the contrary. Thorny, and so many of its tendency, they spoil these facts, it is difficult to me to believe that for ignorance, in order there explain the happened in Badajoz like something monstrously unusual, caused by the vesania of an oligarchs' crowd, broadswords and clergymen who hated the "people" and they attacked a “legal and democratic” government.
Now then, although the explanatory context is false, the concrete investigation might be trustworthy. This does not seem easy, since Thorny and company they do not work so much for clarifying the facts as for demonstrating the incomparable nastiness of the "fascists".

And, in effect, The column of the death is easy to perceive several weak points in its study.


The slaughter of excellent Badajoz, round which it turned to the world, was the supposedly happened one in the bullring on August 15, described in the newspaper of Madrid voice: "When Yagüe took possession of Badajoz (…) it made to concentrate on the Bullring all the prisoners and to whom, without having clutched the weapon, they were passing for the left people. And he organized a holiday. And it invited to this holiday the cave dwellers of the city, which lives had been respected by the people and the legitimate authority.
They occupied the respectable riding layings, pious checkers, pretty misses, youngsters of San Luis and San Estanislao of Kostka, affiliated to Phalange and Renewal, venerable ecclesiastic, virtuous friars and nuns of dawns you touch and humble looks.

And before so brilliant concourse some machine guns were mounted … ”, with that 1.500 and 4.000 prisoners would have massacred to between, according to versions, between applauses and uproar of the spectators. In some variants, many prisoners would have been fought, etc.

Thorny it admires “very quite written” that the article about The voice is, a brilliant piece in the sowing of hates into which to every step we run. But he the same debit to admit that it is a question of a falsity. Such a holiday did not exist. Nevertheless such a falsity does not stop having a value for the columnist of the entanglement: "the [slaughter] of Badajoz had come out and had turned into paradigm of what the fascism was representing”. And the consolation is easy: "the holiday, like any reduction (!) the imaginary group fulfilled for containing all the necessary ingredients.


After all: what if not a big bacchanal of blood was what the social and economic groups threatened by the republican (…) reforms did with this Extremaduran left eliminated in mass?” Anyway, he makes sure, fictitious holiday was, anyhow, few thing next to the really happened, and the military men, although they were not presiding at the supposed jollification, they were “capable of presiding at things much worse than that bullfight, and undoubtedly they had occupied a preferable place in a possible Spanish Nuremberg. Hence perhaps the rooting of a history as the holiday”

The rooting does not come hence, certainly, but of a massive and unscrupulous propaganda that tries to continue Thorny, whose moral quality and historiográfica it shines in these paragraphs. 

And it keeps on shining when Model tries to justify like answer to the slaughters of Badajoz the perpetrated ones by the lefts in the Jail and those of Paracuellos, in Madrid, “crucial moments of revolutionary violence”, he makes sure. And he comments: "However much they will deny it, this chain of violence was favoring the interests of the participants in a coup, who this way could justify its extermination plan and at the same time show to the world the tests of the red terror”. Thorny he lies again. 


The leftist terror already had a terrible trajectory before July, 36, as we have seen, and from this date, without waiting to any right-wing violence, it was exercised of massive form and enthusiast, with the safety of which, gained the contest, the history would justify it, as he was preaching Length. To say that those revolutionary murders “were favoring the interests of the participants in a coup” is a very proper wickedness, we her have heard to the PNV as regards the terrorism member of ETA and the PP.


But, although not holiday, Thorny it supports that there was slaughter in the bullring, and about it he gets indignant before its demolition, since it must have survived like eternal reminder of the crime. It rests to support it in Southworth, a propagandist similar to the same one Espinosa, although, this one regrets, he will not dedicate Badajoz “the extension and depth that he dedicated to Guernica”. 



The comparison has interest, manifesto in this observation of Jesus Salas Larrazábal:“ The one who has proven patience can study the origins of the myth of Guernica on 109 pages of the first chapter of The destruction of Guernica, in which [Southworth] is exhibiting, one after other one, the news that the world press published based on the cables sent from Bilbao by five foreign correspondents there out-standing. Those who should confront this reading will be able to know insignificant particulars but, for much that should reread the dense pages, will not be capable of finding tracks of the most essential thing: the histories of the press of Bilbao, numerous of that time and, it is necessary to suppose it, better informed. 

Nobody considers this to be an incomprehensible negligence of so meticulous chronicler, since a much more logical explanation exists: the journalists of Bilbao did not receive communion with the extravagant theses of the few foreign correspondents who made the legend and did not want to see released information that could be refuted easily by the evacuees of Guernica”. The examination of this press, and the intense documentary investigation and on the area they have allowed to Rooms to reduce to 120 the real number of victims of the bombing. 

They are many dead persons, but the creators of the myth needed to multiply them by 13, up to 1.600, and even up to 3.000.
It is a Southworth method, much of the taste of Thorny: if a canard or an exaggeration recurs hundreds of times, a pseudohistorian can continue the track of these repetitions and changes, and give to the unnoticed reader the impression of being reading a conscientious work. Well, Thorny it is based also on the offices of the correspondents Mario Neves, Marcel Dany, Jacques Berthet or Jay Allen.

It is a question of quite different testimonies between themselves, sew at first understandably … except in a point, which I exhibit this way in The myths of the civil war:“ Nevertheless in the bullring there were no such slaughters, at least on August 15, as it affirms the myth, not the following one. 


We can take reasonable safety of it as the testimony of the Portuguese leftist Mario Neves. 15 [after having heard slaughters rumors in that place] he writes: We go at once to the bullring, where there concentrate the trucks of the popular militias. Many of them are destroyed.


Nearby there is seen a car reinforced with the inscription “Popular front“. This place has been bombarded several times. On the sand some corpses are still seen. There is still, here and there, some bombs that they have not exploited, what is difficult and dangerous a more detailed visit”. On the following day moved by the insistent rumors, it returns to the place and finds the same panorama. Nothing of holiday, certainly, but also it seems difficult to shoot in mass in a place with bombs without exploding.

This, naturally he does not quote it Thorny, that on the other hand wants to give credit to Neves when, many years later, he will try to endorse other correspondents “offended by the atrocious vision of the bodies extended in the bullring” or for “the presence of the poor wretches who were waiting in the pigpens” (narrow places where few people fit certainly). 
How is it that he did not see in 1936 the hundreds or thousands of bodies in the enclosure? He does not explain it, but it tries to turn the question away affirming that more corpses “dispersed impressed him for the city”. Incredible thing, certainly.

Badly that him despite Thorny, the trustworthy testimony is that of Neves of 1936, and not that of the eighties, when the myth had grown up to turning into dogma of faith, which he was trying to endorse “for defense — he was saying — of its conscience”.


The previous thing is difficult to believe, for saying it gently, the slaughter in the bullring. But: does that mean that there was no slaughter? In some way. It was, or, rather, there were several although of more dispersed form and, so to speak, vulgar. How much were the victims? According to the information of A. D. Martín Rubio and F. Sánchez Marroyo, from the registry offices and of the cemetery, an undoubtedly long and merciless repression can be estimated, up to end of year, between 500 and 1.500. Pero Espinosa raises the number to approximately 7.000, integrating, certainly, the fallens in combat and to other victims in the different years.

There is not in my possibilities to confirm either this information or the used methods, but I will warn that, seen such frequent desvirtuaciones in the author, and its clear desire to stir bile, its information offers the biggest margin to the suspicion. Others will be able to do on the area the pertinent cross-checks.


Not easy thing, because the historians' works as Francisco Moreno Gómez on the repression in Cordova, for example, real pamphlets in the route of Tuñón de Lara, have given place to a flowering of others seemed in a great part of the country, subsidized often by town halls, and leftist administrative organs. Its methodology is so peculiar as that of Thorny, but to denounce it causes many real fear, for turning out to be special locally like "looks" or similar thing. Nevertheless, some persons in the localities will have to go away cheering up to check all this hates sowing.

Juliá says in its article about praise to Thorny in Babelia: "Them nearly 7.000 murdered ones by the “column of the death” remain limited [in The myths of the civil war] to a few hundreds, nothing of what to be astonished, as the author advises, terrified, this time yes, by the slaughter in the jail model of Madrid”. Juliá falsifies the things once again, following its bad method. The hundreds of dead persons in Badajoz, as in so many other places, there look like to me an atrocity, but I do not lose the time in putting indignation time exposures in advising to admire nor to be horrified to wake up with such tricks the “bad milk”.


Art Black Side