1.- EL PAISAJE EN EL GRABADO JAPONÉS DEL PERIODO EDO
El paisaje es el tema preferido del grabado y de la nueva sociedad de los burgueses y comerciantes de
Edo (que resultaron ser el origen histórico de la actual sociedad japonesa). Los burgueses de Edo tienen
fueres ansias de libertad y conocimiento: Ellos tenían prohibido el acceso al mundo de la Cultura así
como salir de su área o región de residencia, salvo autorización imperial. Las estmpas de paisajes
presentadas en los grabados suponen para ellos un camino para la ilustración, el entretenimiento y
liberación.
Una forma de conocer lugares nuevos y también de educar y enseñar a través del juego de
palabras y doble sentido literario que aprecen en los textos que acompañan a las imágenes.
La aprición de las estampas japonesas supuso el inicio de del nuevo arte burgués y el dscubrimiento de
lo que más tarde se llamaría "cultura de masas".
El zen persigue la integración del hombre con la Naturaleza (el paisaje). El japonés siempre ha
considerado a los elmentos naturals como sagrados y dignos del mayor respeto. El agua, la montaña, el
bosque a través del grabado se convierten en un género pictórico.
2.- LOS BARRIOS DE PLACER
Los barrios de los sauces y de las flores, así llamados los barrios de placer por estar sus calles
adornadas con árboles y flores, eran recintos amurallados donde se reunían las prostitutas o cortesanas.
El mundo del vicio, la lascivia y la excitación se personifica en la cortesana profesional. En los barrios de
placer de la ciudad de Edo la mujer resulta un objeto de consumo.
Numerosos grabados japoneses representan a cortesanas con los pies descalzos o en actitudes
públicas, domésticas o profesionales. La mujer es mostrada como una mujer frágil con rasgos pequeños
y aniñados, muy delicados e infantiles. Pequeñas manos, cuerpos delgados, sin caderas y pechos
prácticamente inexistentes, éste es el ideal de belleza femenina de este periodo.
LA PINTURA SOBRIA JAPONESA
Se trata de la pintura cuyo rasgo más distintivo es la reducción al mínimo del número de líneas o trazos
destinados a representar las formas sobre la seda o el papel. Este espíritu está relacionado con la
filosofía zen. La soledad como absoluto desamparo , la sensación de inmensidad sugeridas en escasas
(siempre sólo las imprescindibles) líneas y sombras son las imágenes que se repiten en la pintura zen.
La plasmación de reserva y distanciamiento trascendental en medio del mundo de la multiplicidad (de los
sentidos) es conocida en japonés como "wabi". Wabi significa realmente "pobreza" o también " no estar
acorde con la sociedad de su tiempo". Ser "pobre" es no ser dependiente de las cosas terrenales:
riqueza, poder, reputación y sin embargo sentir interiormente la presencia de algo sumamente valioso por
encima del tiempo y la posición social: esto es lo que en esencia constitye el "WABI".
El culto de "wabi" es sentirse satisfecho con una pequeña y humilde cabaña y con un plato de verduras
recogidas en las proximidades, mientras se escucha el suave murmullo de un benigno chaparrón
primaveral.
La adoración de la pobreza es probablemente el culto más apropiado en un país pobre como Japón. A
pesar de la forma de vida occidental y de los lujos y comodidades modernas que lo invaden, persiste en
el pueblo japonés un irradicable anhelo por el culto de wabi.
La excesiva profusión de ideas, la brillantez o solemnidad en la ordenación de los pensamientos y en la
elaboración de los sistemas filosóficos son evitadas. Por el contrario se persigue la satisfacción en la
contemplación mística de la naturaleza y el sentirse en armonía y a gusto con el mundo.
Por muy "civilizados" y educados que estemos en un entorno artificialmente inventado, todos parecemos
poseer un innato anhelo por la primitiva simplicidad ligada a la forma de vida natural.
El zen está dispuesto a romper radicalmente con todas las formas de la "artificiosidad" humana y fijarse
en lo que subyace debajo es decir la naturaleza y su rica simplicidad. El zen no gusta de las
complejidades que están en la superficie de la vida. La vida, en sí misma, es bastante simple. somos
nosotros y nuestro intelecto distorsionador de la realidad el que hace de la vida un mundo complejo y
enmarañado.
Uno de los rasgos más característicos del temperamento oriental es su capacidad para tomar la vida
desde dentro en vez de hacerlo desde fuera.
1. - THE SCENERY IN THE JAPANESE ENGRAVING OF THE PERIOD EDO
The scenery is the favorite topic of the engraving and of the new society of the bourgeoises and merchants of
Edo (that turned out to be the historical origin of the current Japanese society). The Edo bourgeoises have
you will be avidity of freedom and knowledge: They had no admittance to the world of the Culture like that
like going out of its area or region of residence, except imperial authorization.
The sceneries estmpas
presented in the engravings they suppose for them a way for the illustration, the entertainment and
liberation. A way of knowing new places and also of educating and to teach across the game of
words and literary double meaning that aprecen in the texts that they accompany to the images.
The aprición of the Japanese pictures supposed the beginning of of the new bourgeois art and the dscubrimiento of
what later would be called "a popular culture".
The Zen one chases the integration of the man with the Nature (the scenery). The Japanese there is always
considered to the elmentos naturals like sacred and worthy of the biggest respect. The water, the mountain,
forest across the engraving they turn into a pictorial genre.
2. - THE QUARTERS OF PLEASURE
The quarters of the willows and of the flowers, this way called the pleasure quarters for its streets are
adorned with trees and flowers, there were enclosures walled where the prostitutes or courtesans were meeting.
The world of the vice, the lust and the excitement is personified in the professional courtesan. In the quarters of
pleasure of the city of Edo the woman turns out to be a consumption object.
Numerous Japanese engravings represent courtesans with the barefooted feet or in attitudes
public, domestic or professional. The woman is showed like a fragile woman with small features
and childish, very delicate and infantile. Small hands, thin bodies, without hips and breasts
practically nonexistent, this is the ideal of feminine beauty of this period.
THE JAPANESE SOBER PAINTING
It is a question of the painting which more distinctive feature is the reduction to the minimum of the number of lines or lines
destined to represent the forms on the silk or the role. This spirit is related with
Zen philosophy. The solitude like absolute neglect, the immensity sensation suggested in scarce
(always only essential) lines and shades are the images that recur in the Zen painting.
The shape of reservation and transcendental distancing in the middle of the world of the multiplicity (of
senses) it is known in Japanese like "wabi". Wabi means really "poverty" or also "not to be
according to the society of its time". To be "a poor person" is not to be dependent on the earthly things:
wealth, power, reputation and nevertheless to feel internally the presence of something extremely valuable for
on the time and the social position: this is what essentially constitye the "WABI".
The cult of "wabi" is to feel satisfied with a small and humble hut and with a plate of vegetables
collections in the proximities, while one listens to the soft murmur of a benign soaker
spring.
The adoration of the poverty is probably the cult most adapted in a poor country like Japan. To
sorrow of the form of western life and of the luxuries and modern serviceability that invade it, persists in
the Japanese people an irradicable gasped for the wabi cult.
The excessive profusion of ideas, the brightness or solemnity in the arrangement of the thoughts and in
making of the philosophical systems they are avoided.
On the contrary the satisfaction is chased in
mystical contemplation of the nature and feeling in harmony and to taste with the world.
For very "civilized" and polite that we are in an environment artificially fictitious, we all seem
to possess an innate wish for the primitive simplicity tied to the form of natural life.
The Zen one is ready to break radically with all the forms of the human "artificiosidad" and to notice
in what the nature and its rich simplicity sublies below that is to say. The Zen one does not please of
complexities that are in the surface of the life. The life, in itself, is quite simple. we are
we and our intellect distorsionador of the reality the one that does of the life a complex world and
tangled.
One of the features most typical of the oriental temperament is its aptitude to take the life
from within instead of doing it from the outside.
No comments:
Post a Comment