Friday, 12 October 2012

Un postre....A dessert

Oleo sobre lienzo. Jan Davidsz de Heem


Bastaría un gesto para que todo se derrumbara...Un dedo perezoso en el borde de una bandeja de plata. El mantel blanco estirado por descuido, un fruto desplazado sobre la gran copa que se desequilibra...ya nadie se atreve a moverse. Tal vez valdría más pasar sin postre.

Parece no obstante que el cuadro contiene todo lo que puede hacer felices a los sentidos. Primero la vista, que abraza de entrada la imagen en su opulencia, la variedad de los colores y la sutileza de su armonía, la complejidad de la puesta en escena. Después el olfato, satisfecho por el aroma mezclado de la fruta madura y el aire fresco que pasa, más allá del amplio cortinaje suntuoso. También el tacto, que reconoce lo aterciopelado y lo rasposo, lo húmedo y los seco. lo tibio y lo caliente, la pulpa de un fruto verde que resiste bajo el dedo y la costra quebradiza de un pan que se está rancio. Y por último el gusto, que se deleita con el pastel esponjoso y las cerezas pulposas, de un grano de uva algo áspero. ¿un bocado de pan un fondo de vino tal vez?, o bien un gran vaso de agua fresca...contra la mesa descansa un laúd, como un músico dormido.

Mientras uno podría imaginarse invitado al festín, de repente se da cuenta e un inconveniente, la comida ya ha empezado, tal vez incluso terminado antes de que haya podido participar de ella. Este suntuoso desorden no refleja las prisas ni las dudas de los preparativos, aunque jinja de maravilla su inocencia. Reconoce demasada ciencia para que pueda creerse de una casualidad. Sobre el mantel de negligente drapeado, el pastel abierto debe haberse enfriado.

El vaso ah sido usado y ¿puede esperarse que la jarra de nácar contenga todavía de que saciar la ser?, algunas cerezas translucida y demasiado escasas trenzan una corona a un segundo vaso qa quien nada importa. Ni siquiera la embriaguez dura. La peladura de un limón se distiende, otra dibuja un serpentín. Como un niño que juega al Paraíso perdido canturreándose un cuento. En el borde la mesa, cae el lazo azul de un reloj, la única música que se oye aquí es la suya, un tictac tan ligero...

El inmenso globo, por detras, en la sombra , unos cuantos libros apilados allá arriba, recuerdan que en otras tierras, más allá de estos mares pálidos, la historia es siempre es idéntica y que continuará así, por los siglos delos signos. Bajo el gran telón se prolonga la representación .No se ha fijado el final, la vida se ofrece y desborda como un cuerno de la abundancia, todavía magnifica y dispuesta a todos los desencantos.


I flutter on linen.

It would be enough a gesture so that everything was collapsing... A lazy finger in the rim of a silver salver. The white tablecloth stretched carelessly, a fruit displaced on the big glass that nobody already unbalances... dares to move. Perhaps it would cost more to happen without dessert.

It seems nevertheless that the picture contains everything what it can make happy to the senses. First the sight, which embraces of entry the image in its abundance, the variety of the colors and the delicacy of its harmony, the complexity of the staging. Later the smell satisfied by the mixed aroma of the mature fruit and the fresh air that happens, beyond the wide sumptuous curtain. Also the tact, which there recognizes the velvety thing and the rasposo, the humid thing and I dry them. the lukewarm thing and the warm thing, the pulp of a green fruit that resists under the finger and the fragile crust of a bread that one is mellow. And finally the taste, which takes delight with the spongy cake and the pulpy cherries, of a slightly rough grain of grape.? a bread morsel a wine fund perhaps?, or a big glass of fresh water... against the table rests a lute, like an asleep musician.


While guest might imagine one to the banquet, suddenly he realizes and a disadvantage, the meal has already started, perhaps even completed before it could have taken part of her. This sumptuous disorder does not reflect the hurries you nor doubt them of the arrangements, although jinja of marvel its innocence. He recognizes demasada science so that he could believe of a coincidence. On the negligent person tablecloth drapeado, the open cake must have cooled down.

The glass ah been used and? one can hope that the mother-of-pearl pitcher should contain still of that to satisfy to be?, some cherries shown and too scarce braid a crown to the second glass qa who nothing matters. Not even the inebriation lasts. The peeling of a lemon is distended, other one draws a serpentin. As a child who plays the lost Paradise they humming a story. In the rim the table, the blue bond of a clock falls down, the only music that is heard here is his, such a light ticking...

The immense balloon, behind, in the shade, a few books piled up there above, they remember that in other grounds, beyond these pale seas, the history is always it is identical and that it will continue so, for the centuries delos signs. Down the big curtain prolongs the representation.No the end has been fixed, the life is offered and overflows like a horn of the plenty, still magnificent and arranged to all the disappointments.

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Art Black Side